capitulo 2


CAPITULO II


Sociografia Indígena 5. Cuestión histórica

La vida humana se nos presenta primero en la historia narrativa. Las leyendas, consejas y supersticiones que pasan de una generación a otra, sí es cierto que no pueden tomarse como exactas y su autenticidad se pone en duda, en el fondo encierran una realidad que vive: la realidad social. Del estudio de la Historia que, por otra parte, se ha encargado de comprobar, ordenar justificar lo que en boca de la narración no pasaba de ser un cuento de hadas, surgió la Ciencia Nueva, que es como Víco llamó a la Sociología. Para estudiar el medio social indígena, debemos remontarnos a sus primeros tiempos, seguirlo en la época de la colonia y traerlo con nosotros de la Independencia a nuestros días. Esta reproducción analítica de sus diversos estados sociales constituye la sociografía indígena. Por la índole del trabajo este estudio sociográfico es breve y el autor lo adicionará más tarde. Se trata de un boceto, una simplificación, una mirada de conjunto a los estados sociales porque el indio atravesó, con el objeto de asegurarnos el terreno para el estudio de su problema actual. 6. Epoca prehispánica

Existen en Guatemala los restos de las civilizaciones indígenas que la tierra y las selvas escondieron al español, como sí hubieran tenido conciencia, guardándolas para testimonio de los tiempos futuros (Quiché, Quiriguá, Tecpán, Mixco). En Guatemala se alzaba la nobilísima Utatlán, asiento de los Reyes Quichés, Patinamit, corte de los bravos Cakchiqueles; Huehuetenango de los mames, TzaPockomá de los pockomames y otras más. A la venida de los españoles, Utatlán estaba en su apogeo. Su rey Kicab Tanub trataba de subyugar a los mames, y a los tzutujiles , famosos a la sazón en su corte de Atitlán. No menos importantes eran en esplendor y poderío las ciudades de los Señores Cakchiqueles. La organización política de aquellos reinos era bastante perfecta. Pasma encontrar la institución de lo que eran quienes hacían valer el derecho de rebelión de los pueblos contra sus reyes, cuando tales se hacían crueles o tiranos. La religión la encontramos unida a los negocios de Estado. La religión indígena ha merecido por parte de los historiadores un completísimo estudio. Casi, casi se han reconstruido los ritos, puesto de pie a sus dioses, levantado sus templos; y por

excelencias de la imaginación, sus sacerdotes abandonan las tumbas ofician nuevamente a los ojos extraños de quienes venimos a reemplazarlos, en el sitio que ocupaban, después de muchos siglos. En cuanto a la familia, debe decirse que lejos de constituir el suave ambiente donde crece la prole y anidan los afectos más caros, de ser la trinidad perfecta que los arias representaban al decir: hombre, mujer, niño, o tener el dulce aspecto de la familia helena, era de ocasión, sin vínculos ni intereses que ligasen entre sí a sus componentes. El hombre aprovechaba a la mujer para saciar sus instintos y tenía tantas mujeres cuantas podía mantener. Entre los indios, a la familia no cabe denominarla tal. La división social del trabajo guardaba semejanza con la nuestra al hombre se encargaban los oficios fuertes y a la mujer los de la casa el alimento y la prole. Las fiestas eran de carácter religioso y, como hasta la fecha, alcanzaban ruidosas ceremonias, bailes, imprecaciones, sacrificios, todo lo que pasó, más o menos modificado, a las celebraciones religiosas que acostumbran hoy día. No es mí ánimo recargar esta ligera memoria con los datos de que a la fecha se dispone. Todos están en posibilidad, si les interesa, para rectificar errores, comprobar asertos, por curiosidad meritísima o anhelo de conocer la historia de su tierra, de abrir los volúmenes que guardan el tesoro de aquellas épocas. Tomadas por el autor las grandes líneas que presenta la actividad social indígena, en la época prehispánica (organización política, religión, familia, división del trabajo, etc ), surgen estas preguntas ¿En qué estado social se encontraban los indios a la venida de los españoles? ¿Eran salvajes? ¿Eran bárbaros? ¿Eran semi-bárbaros? ¿Eran semicivilizados? ¿Eran civilizados? Cuestión harto compleja que voy a contestar. Advirtiendo la identidad de vida que el hombre prehistórico ha debido llevar en todos los lugares de la tierra donde hizo su aparecimiento, partamos de ese primer estado al estado de civilización, analizando los estados intermedios, y encontraremos la respuesta. Desde luego, con respecto a los indios, en el momento en que examinamos su realidad social, se descartan el primero y segundo estados sociales: salvajismo y barbarie y en cuanto a la semi-barbarie, haré algún comentario. Al estado de semi-barbarie, lo caracteriza un principio de organización. Las ciudades semibárbaras gozan de paz. Sus habitantes son unidos y ricos. Se establece en ellas una forman rutinaria de aplicar la ley, saben del culto religioso y conocen la marcha de los astros. Hay suma tranquilidad en las ciudades. orden en las actividades, regularidad en el trabajo y abundancia de conocimientos prácticos. Engrandecimiento político y administrativo, y organización de la fuerza pública.


El estado de semi-barbarie puede desearse como el más grato de los estados sociales, en el decir de algunos sociólogos, ya que en él el individuo y la sociedad se equilibran. Volviendo a nuestro punto de estudio, entre los indios encontramos una organización admirable, escesiva en el pensar de los historiadores: "divididos en porciones de diez individuos, los mandaba un decurión y así sucesivamente tenían jefes de a cincuenta, ciento, mil y diez mil pobladores. El jefe inferior informaba al superior hasta llegar a noticia del Cacique o Monarca la más insignificante circunstancias del Estado regido, se puede decir militarmente. Las poblaciones indígenas gozaban de paz y abundancia "Rara vez, el hambre era una plaga, porque la nación tenia sus depósitos de comunidad, reservado al tiempo y escasez". De sus cultos ya nos ocupamos, conocían la marcha de los astros y habían dividido el tiempo por lunaciones de veintiséis días. El orden presidía sus actividades. Habían reglamentado hasta el derecho de rebelión (ahguaes). El adelanto administrativo merece especial mención así como la manera de sucederse en el trono las familias reinantes. Sus conocimientos prácticos habían avanzado mucho. Existen botánicos y zoólogos que poseían los secretos de plantas medicinales cuyo valor curativo se ignora en nuestro tiempo. Estos datos y los que la ilustración del lector me excusa de enumerar, son suficientes para responder que el estado social de los indios, a la venida de los españoles, era el de semi-barbarie. Creemos oportuno repetir que los indios eran semibárbaros y no civilizados, como corrientemente se dice, y para mejor comprensión de nuestra tesis, hacemos párrafos sobre lo que debe entenderse por civilización. La civilización está caracterizada por el desarrollo de las actividades de un pueblo en los tres sentidos industrial, intelectual y moral. En la historia no encontramos pueblo alguno que haya alcanzado tal desarrollo. En Egipto dominó el industrialismo (Período Tebaico), en la India, el intelectualismo y en China, el moralismo. La civilización sigue siendo el ideal de los pueblos, y acaso en el devenir de los tiempos, por causas imprevistas y por el esfuerzo regular del hombre, llegue una nación al desarrollo completo de sus actividades, como trabajadora, pensadora y virtuosa. Sólo así se podrá llamar a esa nación civilizada. Desde el punto de vista de la Sociología, volviendo a nuestra cuestión, dijimos que los indios eran semi-bárbaros. Pero así como tratándose de otros pueblos que sin que hayan realizado el ideal-civilización, se les llama civilizados tomando en cuenta el

desarrollo parcial de una de sus actividades, seános permitido usar a nosotros el término civilización para los indios. 7. Época Colonial

Don Cristóbal Colón llegó a América. El azar histórico trajo a don Pedro de Alvarado y Contreras a Guatemala, y él fue el Conquistador. La conquista se hizo con toda crueldad. Valga, para nuestro orgullo, el poderoso contingente que opusieron aquellos hombres al invasor, la una y tantas veces que quisieron sacudir el yugo y el grito de desesperación que en la distancia de los siglos no se ha perdido todavía, y aún se sacude en nuestra sangre Haciendo el esquema de la situación en que quedó el indio, merece mencionarse, antes que todo, la donosa manera de pensar de aquellos tiempos, muy cómoda a la verdad para justificarse de los crímenes cometidos, de que los indios no eran hombres Los indios fueron sometidos a la más dura esclavitud. En nombre de un dios que ellos desconocían, se botaron sus altares, sus ídolos y templos; a un Rey extraño se sometieron sus Reyes, y la codicia vergonzante de los blancos le dio valor al oro que aquellos despreciaban. Las luchas de la conquista, el hambre que hubo de sobrevenir a tal derrumbamiento, las persecuciones inacabables de que fueron objeto los nativos, las sequías y las pestes, convirtieron comarcas florecientes y vigorosas en desiertos, y centros fabriles y agrícolas, en heredades de soledad y desconsuelo. "En los populosos Reynos de Guatemala, había más de tres millones de habitantes en un extenso territorio, antes del Siglo XVI, y quedaban solo seiscientos cuarenta y seis mil sesenta y seis, según el censo de 1810, relativo a todo el Istmo Centro Americano. "En el informe estadístico del partido de Suchitepéquez que emitió el Alcalde Mayor, don Juan Antonio López, con fecha 26 de Mayo de 1814, se lee lo siguiente: " Tenía en principios del siglo XVIII, veintiocho pueblos florecientes y bien poblados. En el día apenas cuenta diez y siete, de los cuales solo cinco están medianamente poblados, que son: Santo Domingo, Mazatenango, Cuyotenango, San Sebastián, Quetzaltenango y San Antonio Retalhuleu. Los once perdidos se aniquilaron en menos de setenta años y de los demás ni vestigios se hallan en el día". Como causas de la devastación se mencionan entre otras, las emigraciones, el hambre las guerras y a fatigosas jornadas a que se sometía a los indios, dándoles muy poco alimento y abandonándolos cuando enfermaban, para que murieran a la inclemencia del cielo, por evitarse la molestia de matarlos. Analizando la situación del indio bajo el dominio español, debe hacerse ver que, con el criterio de que eran animales, se les trató como animales de ahí el poco empeño

que se puso porque el indio asimilara de modo racional los usos y costumbres de los dominadores. Entre el español y el indio existía la barrera infranqueable del idioma. Al indio le parecía un animal extraño el español. Un animal nuevo que surgió en las selvas, se apoderó de ellos y de su Señor. Al español, por lo consiguiente le pareció el indio un animal salvaje, y nunca llegaron a comprenderse. Entre los errores grandes que se cometieron, está el de haber querido que la inteligencia rudimentaria del indio, de la noche a la mañana, asimilara la civilización de un pueblo que en aquella hora era el más adelantado de Europa. A indios politeístas, sin darles explicaciones, tratóse de hacerles creer en un solo Dios, como sí esto fuera fácil. A indios polígamos, se hizo tomar una sola mujer sin otra explicación que la que da el más fuerte: " porque yo quiero". Y esa separación que existió entre el español y el indio. tuvo un margen de doloroso recuerdo. La inteligencia del aborigen como esas gotas de roció que se adhieren en las mañanas primaverales a las hojas y cuando alumbra el sol, reflejan con microscópicas porciones el paisaje, pudo haber tomado los matices de la civilización española, pero la mala sangre de los aventureros, que en ningún caso podían ser representativos del alma hispana, hizo fracasar la fusión de donde, sin duda, iba a nacer la raza nueva. En esa época, por razón de las penalidades quizás, a familia indígena volvía sobre sus pasos. y se habría restablecido si el español no la hubiera matado en sus comienzos. Sin noción en esos tiempos de los derechos individuales, se arrancaba al indio de su hogar para viajes de los que no volvía nunca o volvía enfermo, o bien, mientras laboraba la tierra de su señor, este iba y abusaba de su mujer y sus hijas que, indefensas, no podían hacer otra cosa que entregarse. Relajamientos de esa especie, mataron en el indio los sentimientos familiares, que un período de zozobras y tristezas había ido formando. Para la pobre raza vencida se cerró otra vez la puerta que guarda los afectos más grandes, y siguió siendo la mujer "cosa" que "usaba" en sus borracheras o "usaba" su señor, y los hijos, animalitos para vender. Así como en la época prehispánica, en tiempo de la colonia, la familia india no existió con sus atributos de tal. Fue de ocasión por necesidades fisiológicas. La Ley de los Medios se cumplía ineluctablemente. "Toda fuerza social, al pasar de un medio sociótico a otro medio sociótico se quebranta en sentido de más o en sentido de menos: en sentido de más, cuando pasa de un medio enfermo a otro sano; en sentido de menos, ucanod pasa de un medio fuerte a un medio débil." El progreso, que después de incontables convulsiones había alcanzado España, fuerte y vigoroso, resultado de una vida social bien constituida, pasó a América y,


concretando a Guatemala, cuyas sociedades existían en formación, se quebrantó en sentido de menos. Errores, injusticias, violencias e imposiciones, arroja el Capitulo Colonial de nuestra historia. Nada alcanzó a salvar al indio. No fueron bastantes: la intención bonísima de sus Majestades, los Soberanos de España, las Leyes de Indias, acuciosas y simpáticas, ni la prédica cristiana de algunos buenos hombres. La miseria y el fanatismo les reducían, y de su carne rebelde nacieron generaciones cobardes La raza indómita, como se la califica, fue sustituida por macechuales inconscientes, fanáticos, inermes y pesimistas. Con esta sustitución se iban perdiendo las costumbres. El indio tomaba de las nuevas lo que mejor se acomodaba a los restos de las suyas, viniendo a resultar una mescolanza que, más que en ninguna otra parte, puede verse en las ideas y ritos religiosos. Es incuestionable el esfuerzo del indio por asimilar el producto exótico traído a su medio social, prueba su inteligencia y la facilidad con que hubiera asimilado las bondades de la nueva civilización. En ese esfuerzo. quién sabe sí consumió el resto de energía que le quedaba....... Apuntamientos sobre la Agricultura y Comercio del Reyno de Guaternala," se titula un valioso documento que formó el Dr. don Antonio Larrazábal en el año de 1810, en el que puede apreciarse con alguna exactitud la situación de los indios en los días próximos a la independencia. Extractamos uno de sus párrafos. "Jamás nos cansemos de clamar en favor de los indios de Guatemala que nos tocan más de cerca: la justicia lo requiere en razón de sus derechos y este Estado. Esta clase la más numerosa de La población del reino, pues la hemos hecho ascender de seiscientas cuarenta y seis mil seiscientas sesenta y seis mil almas, afianzados en buenos datos, es la que según hemos indicado, trabaja más que las otras, resultado casi todo su trabajo en beneficio y comunidad de ellas. A pesas de esta verdad resuena continuamente en nuestros oídos que los indios son mas haraganes, flojos, indolentes, borrachos y que si no se les apremia con rigor, nada hacen, porque son como las bestias. ¿ Y quiénes son los que les hacen tales acusaciones y tan indignada los vituperan ?. Aquellos mismos que si no fuera por los indios, perecerían de necesidad: aquellos mismos que no emplean su tiempo sino en puras bagatelas y operaciones fútiles, cuando no perjudiciales, y aquellos mismos, que aun trabajando, si se compara su trabajo con el indio, se encontrará más pequeño que el de éste." Para la mejora de costumbres, agricultura y felicidad de los indios," dice el Dr Larrazábal, convendría estatuir los artículos siguientes (extractamos dos) 1 ) El indio tendrá campo propio del ejido de su pueblo, distribuyéndosele la porción de tierra suficiente luego que se case, en que pueda sembrar lo necesario para mantener su casa todo el año, pagar sus contribuciones. vestirse, y que le quede algún sobrante.

2) Estas tierras se les darán en absoluta propiedad, para si y sus sucesores, sin que sus justicias puedan ya despojarlos de ellas, corno ahora lo hacen en muchos pueblos: pero sí los obligarán a cultivarlas en el caso de indolencia del propietario." El periodo colonial, representa para el indio el desgaste de sus fuerzas materiales. morales e intelectuales, en ese gran esfuerzo de adaptación que realizó para asimilar las costumbres que se le imponían, defendiendo las suyas en algunos casos, mezclándolas en otros y perdiéndolas en los más. La Ley de los Medios se cumplió ineluctablemente. 8. De la independencia a nuestros días

Mientras el indio seguía postrado, con los ojos puestos en su tiempo y su dominio, el artificioso gobierno colonial abortaba en una independencia que no sabemos a punto cierto sí loar o condenar. Hay en nuestra independencia mucho de ese estado romántico y ambicioso que agita a las minorías del país. Independencia de la minoría para la minoría. El indio, la masa aplastante, era incapaz y sin ideales. Para el indio la independencia representa un cambio de amo, nada más. Como antes, siguió siendo esclavo, persona miserable que decían las Leyes de Indias. Como antes se vio forzado a trabajar en tierras ajenas. perseguido, y echado como carne de cañón a las guerras que sostenían por cuestiones baladís sus nuevos amos. Parece que un hado malo se hubiese propuesto hacer abortar a nuestras sociedades. El estado social de los primitivos pobladores de América iba en camino de perfección. Por ley natural, las sociedades, siguiendo la marcha cíclica del sol, se levantan y alzan hasta su apogeo, para declinar después. Obedeciendo tal ley, aquellas sociedades caminaban hacía su apogeo, cuando aviesos destinos truncaron su marcha, y pueblos reducidos a cenizas fueron el asiento de las colonias españolas, que más tarde formaron las Naciones del Continente, con la etiqueta pomposa de Repúblicas. Nuestra Independencia no tuvo que ver con la mayoría del país que siguió siendo esclava. El 22 de Noviembre de 1824, la Asamblea Nacional Constituyente declaró abolida la esclavitud. Este hecho, pensamos, ha de remover al indio, .hasta aquí el dolor de esa raza vencida... Nada pasó, el indio siguió en su mismo estado de siervo, trabajando forzadamente con pretexto del adelanto de la Agricultura del país. Los mandamientos señalaron terriblemente esta época. El susto de la minoría semicivilizada por la bestia que se le iba, la hizo afianzar mas sobre sus lomos la carga, atarla a su lado con deudas crecidas, y señalarla profundamente con su látigo de horrorosa memoria.


La abolición de la esclavitud no tuvo que ver en nada con la mayoría aplastante del país, que siguió siendo esclava. El 8 de Enero de 1877 vino la Ley de Redención de Censos, y su buena intención en manos de la minoría, puso un nuevo dolor en el alma indígena. Fue así como al indio después de un largo calvario se le arrancó lo último, el pedazo de tierra que en común conservaba de su poderío y dominio, cayendo en manos de los terratenientes ladinos que le obligaron a vender, o de las autoridades o particulares poco honrados que le despojaron. El 25 de Octubre de 1893, por Decreto Gubernativo, se suprimieron los mandamientos, sin embargo, el indio siguió y sigue siendo el animal de fácil explotación. El indio perdió la rebeldía, y cansado en el tiempo y en el dolor que lleva de ser bestia de carga, no da muestras de vida ni se aprovecha de estas leyes. La familia indígena durante la época que cuenta de la Independencia a nuestros días, no puede decirse que ha llegado a su constitución. El indio es poco afectuoso y sólo su desgracia y su miedo lo han hecho buscar el refugio de la choza, donde habitan su mujer y sus hijos. 9. Resumen Epoca prehispánica: La situación económica, favorable. El indio, cuyo abolengo arquitectónico era grandioso, vivía cómodamente: la clase rica vivía con esplendor. La religión no era mala, sus leyes eran sabias para su época Su Gobierno, convenientemente organizado, respondía las necesidades, condiciones tendencias de aquel tiempo. La agricultura era floreciente (muchos de los cultivos que hasta la fecha se hacen, se hacían entonces). La situación económica del indio era mala. Se le hizo vivir en ranchos de zacate seco y cañas. La religión era una mezcla pagano/católica. Al indio se le redujo a sirviente del cura, pagaba diez.