CAPITULO III
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Sociorganología 10. El individuo. Cómo es un indio. 1
Aspecto físico exterior: Nuestras observaciones son de conjunto, manifestamos
poca confianza en su resultado y siempre queremos pensar que después podrán
hacerse en toda forma. A su cutis áspero, le da un aspecto lustroso la
abundante secreción sebácea, que puede verse, sobre todo, en las manos y en la
cara El cabello es de firme color negro, espinudo, como se le llama
vulgarmente, y se extiende con toda regularidad sobre la cabeza, abundando
hacia adelante, a la altura del frontal. Recuerda una brocha. El bigote es
rígido, grueso y escaso, en la barba ya las patillas tiene dos o tres pelos
negros Sin escalas cromáticas para clasificar el color del iris del ojo, a la
simple vista, creemos que predominan los colores negro y castaño obscuro Una
fisonomía de suyo fea le dan: la nariz y la boca anchas, los labios gruesos,
las comisuras hacia abajo, los pómulos salientes, el ojo oblicuo amortiguado,
la frente estrecha y las orejas grandes y sencillas, con el lóbulo adherido en
muchos casos. Para el color no contamos con escalas cromáticas, sin embargo,
viendo la parte interna del antebrazo que es la menos expuesta a la intemperie,
decimos que es cobrizo. Las mujeres difieren muy poco de los hombres, debe
hacerse notar más finura en el cutis, los ojos de un brillante color negro, muy
hermosos, las manos y los pies pequeños y el cabello abundante. La estatura del
indio es por lo común corta, sus manos proporcionadas y los pies anchos y
largos Respecto a esta materia está todo por hacer, y es de esperar que el
trabajo no se realizará en mucho tiempo, porque en una absurda concepción de la
vida, vamos creyendo que todo se resuelve por la casualidad, milagrosa vida'.
Psicología . Quien haya leído la parte sociográfica de este estudio,
determinará al momento cuál es la psicología indígena, en alguna de sus
características. Sentimiento moral, utilitarista, mentalidad relativamente
escasa y voluntad nula. Es cruel en sus relaciones familiares, silencioso, calculador,
no se deja arrebatar por la pasión ni el entusiasmo, ríe con una mueca
terrible, es huraño y ve con los ojos helados de malicia. Para el dolor moral o
físico es muy poco sensible. Ve venir la muerte sin miedo valor pasivo. valor
de sufrimiento estoico.
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Los niveles intelectuales máximos a que llega son difíciles
de marcar, pero sí se sabe que tiene la comprensión muy lenta y es terco. Habla
español, perturbando fonéticamente el vocabulario, repitiendo las mismas
palabras y con una sintaxis lamentable. Psicológicamente tiene aptitudes para
abogado, político, militar y agricultor. También es notable su facilidad para
imitar (cualidad de las razas inferiores) gracias a esta facilidad es hábil
para la arquitectura y el dibujo, pero es incapaz de crear. 11. Territorio
El territorio guatemalteco es de una belleza desconcertante.
Anima y apena saberlo. Tierras fertílisimas en donde por un grano se devuelven
ciento; montañas intocables en su altura de ahogada expresión azul, costas de
playas suaves y acantilados vigorosos, ríos que hacen fácil la comunicación
entre los pueblos, lagos y lagunas cuya sola enunciación es una promesa de
vida, climas diversos en los que vegetan varios grupos de población, cuya raza
y costumbres son muy desemejantes, pequeños poblados en valles extensísimos y
ciudades de algún vigor económico y comercial. ¡Qué hermosura, qué reinado
vasto para la libertad y las excelencias mayores! 12. Propiedad de la tierra
En la época prehispánica, entre otros sistemas de propiedad
de tierras, existía el comunal. Los indios subsistían mediante su trabajo en la
tierra común, aprovechando los frutos directamente. En la época colonial la
propiedad agraria disminuyó entre los aborígenes, pues los conquistadores les
despojaron, volviéndose terratenientes, e invocando para dar a este despojo
visos de legalidad, la bula del Papa Alejandro VI, quien basado en las falsas
decretales de Isidoro, dio a los Reyes Católicos la propiedad de las tierras de
infieles en América, al resolver, con una especie de laudo arbitral, la
cuestión que sobre su propiedad sostuvieron España y Portugal. Sin embargo de
todo, por la constante defensa que muchos varones ilustres hicieron valer ante
la Corte Española, algunos pueblos conservaron las tierras que les correspondían,
situación que prevaleció durante la colonia, y parte del tiempo de
independencia, hasta las Leyes de la Reforma. En 1877 se dio la ley de
redención de censos, y entonces el indio perdió su derecho en la tierra, ya por
enajenación que hizo a los grandes terratenientes, o ya porque usando medios
reprochables éstos y las autoridades, les despojaron de las parcelas que les
correspondían con justo derecho. Hoy día se sigue arrebatando al indio el
dominio de su tierra. El que haya pasado por nuestros Tribunales, sabe como
aumentan sus terrenos personas poco escrupulosas.
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La historia de nuestra propiedad agraria explica claramente
el desequilibrio que a la fecha se ve en Guatemala ciudadanos o, lo que es más
grave, Compañías extranjeras que poseen extensiones enormes, y ciudadanos que
no tienen un palmo de tierra. "Los terrenos de Pamaxán y otros, propios
para café, han sido arrebatados a los indios y en vez de dárselos a ellos
mismos, en lotes particulares, que constituyesen su propiedad privada, se los
han repartido unos cuantos, que a título de políticos de encrucijada y
estadistas de baratillo se han hecho unos cresos en pocos años"2 Y así
como Pamaxán en otras partes. 13. Producción
Puede afirmarse que la producción vegetal consiste
principalmente en maíz y frijol. Las industrias indígenas, muy rudimentarias,
se encuentran repartidas por distintos puntos de la República y algunas van a
extinguirse (Huepiles, petates, suyacales, escobas, alfarería, juguetes de
barro, zutes, fajas, ceñidores, etc). Los pequeños terratenientes, explotan
algunas veces la cría de aves de corral, y en más reducida escala, la de
ganados lanar y cabrío. Como resultado del desequilibrio de tierras a que antes
nos referimos, el desequilibrio en la distribución de vegetales alimenticios es
alarmante. Hay años en que la miseria y el hambre no son gritos líricos, sino
realidades que desconciertan. 14. Habitabilidad
Las condiciones de habitabilidad son favorables en casi toda
la República. Aguas y manantiales potables. Más adelante haré referencia a las
enfermedades que contribuyen a la mortalidad. 15. Su vida política
El indio ignora que Guatemala es una República, e ignora sus
derechos y sus obligaciones de ciudadano Los primeros, porque jamás se los han
explicado, y las segundas, porque solo las conoce como servicio militar,
contribuciones y trabajos forzados en la cabeceras. Personas que ignoran lo
escrito anteriormente, son individuos a quienes también importa muy poco que
Guatemala sea República representativa y popular. La vida política del indio se
reduce a saber que en la Capital hay un señor Presidente, en la cabecera un
señor Jefe Político, y en su pueblo un Alcalde que tiene los atributos de Señor
Feudal.
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La única manifestación que a este respecto presenta el
indio, es el cariño absoluto y casi irracional que siente por su pueblo. No
comprende la existencia de la República, el concepto de patria es para él
enigmático, no sabe ni siquiera lo relativo al Gobierno Municipal; pero quiere
a su pueblo entrañablemente. De todo lo dicho se desprende que el elemento
aborigen no tiene vida política y que, constituyendo la mayoría de la población
de Guatemala, en tanto esa mayoría no viva para la actividad de que nos ocupamos,
seguiremos siendo un pueblo en que el derecho no existe. Una nación en donde la
ley es universalmente ignorada, está expuesta a sufrir enfermedades sociales
tan terribles como el politiqueo, el militareo y el revolucionismo. La falta de
conciencia jurídica de que nos quejamos, es el resultado de ese continuo estado
social de romanticismo político en que nuestra minoría vive, y esa absoluta
inconsciencia de la mayoría. Ya se pueden escribir leyes muy sabias, prestar a
las legislaciones adelantadas de los pueblos cultos sus valiosas normas,
resultado de juiciosos estudios y serias conmociones sociales, ya podemos
blasonar de República sovietista , merced a ese rasguñar de ideas que la
minoría hace en libros y escritos extranjeros: que todo será infructuoso
Enfermedades sociales tan arraigadas no se curan con leyes ni con discursos.
16. Su vida civil
La vida civil, tan necesaria al hombre, como que es la que
establece el orden social en lo que más directamente toca a sus afectos e
intereses, no alcanza al indio, y sí lo alcanza, es en forma de expensas
elevadas por celebración de matrimonio e inscripciones de nacimiento y
defunción. Ni siquiera una noción rudimentaria hay de todo ello en él, y es así
como, no obstante los años transcurridos, cambia de mujeres, vende a sus hijos,
los empeña, o a su muerte se los hereda al patrón para que cubran su deuda.
Hágase un detenido examen del malestar que se percibe cerca de sus usos y
costumbres, actos que repugnan al sentimiento de moral menos exigente y quiebran
todo valor humano en el alma, pues son la negación de la vida, que sólo se
explica cuando es anhelo de perfeccionamiento. Todo vocablo es reducido para
dar sincera expresión de su existencia de bestias relajadas por el aguardiente,
la chicha y el ardor del trópico. Por otra parte, esta ignorancia de la ley
civil les hace presas fáciles de la codicia del ladino que, con incalificable
mala fe, les invita a comparecer como otorgantes de contratos en que enajenan
su propiedad o prestan sus servicios, despojándoles de sus tierras y
sometiéndoles a la esclavitud más oprobiosa.
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17.
Su vida religiosa
La vida religiosa del indígena presenta caracteres de mucho
interés para nuestro estudio, y es lástima que a la fecha no se haya emprendido
un trabajo serio en este orden, el único menos bajo de su actividad, que
correlativo con el que sobre su parte física se emprendiera, daría bases para
la resolución de sus problemas. No todos los santos de la iglesia son
igualmente estimados por el indio, hay uno que ocupa por lo regular el altar
mayor y es el santo patrono del pueblo, para quien guarda todo su cuidado y
consideración. El santo patrono es el que realmente gobierna al pueblo. A él
acude, como autoridad suprema, en demanda de justicia, a él llega sí la milpa está
riesgosa, sí la mujer o un hijo están enfermos o embrujados. Al santo patrono
está dedicada la fiesta titular del pueblo, y el indio hace economías para
gastarlas en esta ocasión. El verdadero fervor religioso es para él, a quien
desde la época colonial está encomendado el cuidado del lugar y, como es
natural, el indio solo ve la parte materializada del santo, y de allí que no
conciba que se le pueda cambiar, y que cuando se destruye, en el pueblo la
desesperación sea general. El indio ha hecho una mescolanza de su primitiva
religión, con la religión católica. Es una transacción que se ha conservado en
el correr de las generaciones. Los bailes indígenas, según el decir de los
cronistas, fueron transformándose en los que en la actualidad emplean en las celebraciones
religiosas. Las deidades de la guerra, la lluvia, el maíz y otras, renacieron
en forma de santos Los cristos que más gustan al indígena son los que muestran
un derroche de sangre, lo que hace pensar que todavía recuerda sus ritos
sangrientos. La idea de Dios Omnipotente y Omnisciente no la tiene el indígena.
Especial mención hay que hacer del culto que por la cruz hay entre ellos. En
cualquier momento de peligro al par que se dirigen al santo patrono hacen la
cruz. Por lo general en todos los ranchos hay cruces y en los caminos se las
encuentra en el lugar donde hubo un "matado," o a la entrada de los
pueblos. Esta cruz es de gran importancia, ante ella se descubren los indios
con más respeto, hacen profundos acatamientos, la besan, le dejan flores y
piedras, pues hay la creencia de que el cansancio se quitará del viandante sí
pone una piedra a los pies de la cruz. En la iglesia de los pueblos de indios
puede juzgarse su psicología religiosa grandes cuadros representando las penas
eternas, la más burda materialización de los preceptos católicos; sebo en los
pisos, sucias las paredes y en todo el recuerdo de la cueva de brujerías. Es
raro encontrar un indígena que no pertenezca a alguna cofradía. Desde los
principales hasta el último, son cofrades, y cada uno contribuye a los gastos,
que sí
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se estima, por una parte, la pobreza en que viven, y por
otra, el derroche de aguardiente, candelas y comida que hacen, parece
increíble. He tocado con mayores detalles el cuestionario religioso, porque en
la vida indígena es el que más alcances toma. La influencia, moralizadora que
sociológicamente se presta a la religión, no se ejerció en el medio indígena,
ya que sí se compaginan nuestros apuntes y los datos que puedan reunir otras
personas, fácilmente podrá notarse que entre los indios la religión dio origen
al más deprimente fanatismo. Es innegable que el implantamiento de la religión
católica entre los indios fué un factor de civilización, pero también es así
mismo innegable que no contribuyó a moralízarlos. Precisa tomar en cuenta que,
según nuestro esquema psicológico, el indio, aún en sus ideas pagano-católicas,
es utilitarista. Los sentimientos altruistas no se manifiestan en su vida
religiosa, y por el contrario, aún en ella, encontramos al calculador, al que
reza, ofrece exvotos, ceras, aceite y bailes, por una recompensa que va a
recibir. Hay en la religión indígena un marcado carácter de locación de
servicios. En conclusión, el indio sigue siendo politeísta, existen junto a él,
a su modo de entender, dioses que lo guardan y dioses que lo dañan, todo lo
reduce a una burda expresión, lo materializa, deificando la materia, por
ensalmo o virtud de fuerzas que él compara a las de los brujos, y el más infame
utilitarismo lo ahoga en sus caudales. 18. Su vida privada
Para examinar la vida privada del indio hacemos esta
división los que habitan en las fincas o haciendas y los que habitan en los
pueblos. El patrón o dueño de la finca o hacienda que aparece como su
protector, y que fué quien quizás lo despojó de sus tierras, le da lugar para
que viva y siembre, y por un corto salario trabaje en su propiedad. La vida que
los indios hacen en las fincas, es infeliz. Generalmente habitan un rancho
compuesto de piso de tierra apelmazada, paredes de cañas, separadas una de otra
media hasta pulgada, y techo de paja. Duermen en el suelo y comen en cuclillas
agua de chile, caldo de frijol y tortillas, que componen todo su alimento.
Trabajan diariamente de seis a seis y se embriagan los domingos y días
festivos. Las bestias tienen más libertad. En los poblados el indígena vive más
bien, no quiere decir esto que haya mejorado su deficiente alimentación y no
esté expuesto al abuso de los patrones y jefes del lugar. Las principales
relaciones del indígena se dirigen, en el terreno espiritual, a su compadre. El
compadrazgo es un vínculo que une más a los individuos que el de la sangre, los
compadres se quieren más que los hermanos. En los caminos donde se
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encuentran, se hacen profundas reverencias, se guardan mutua
confianza y ayuda; se merecen; estrechas formas de etiqueta indígena que dan la
medida de sus cumplimientos. Del amor tienen una idea confusa, residuo de sus
primitivos tiempos y donde a la vez puede observarse la psicología utilitarista
del indio. La vida privada del indio carece de alcances y se manifiesta con
mayor vigor en los asuntos religiosos, a este respecto, anteriormente se expuso
lo necesario. El individuo (indio) lleva pues, en las sociedades indígenas, una
vida sin importancia, vegeta; y usando un símil, es como esas plantas que
olvidadas se van secando en tierras sin remover. 19. La familia indígena
La familia indígena sigue en su decaimiento, sin llegar a
constituirse con los caracteres de tal, siendo de existencia puramente
ficticia. Ya en otro lugar se hizo ver que era un lazo puramente fisiológico, y
cabe ahora extenderse, siquiera sea muy brevemente sobre otros de los
caracteres que la distinguen. Hablando de la psicología indígena, señalé su
sentimiento utilitarista, y así como en su vida religiosa se manifestó, en la
familia se presenta también. La familia indígena es víctima del utilitarismo de
sus componentes Por lo común se ve entre los hermanos desapego y hasta odio, y
es natural, aquí la lucha por la existencia señala como enemigo al que comparte
la porción alimenticia y el lecho. Para el indio su hermano es en la familia,
una boca más, y cuando de por medio existen tierras, su odio llega al exceso
porque, a su manera de entender, el hermano viene a quitarle lo que le
correspondía como heredero. Legalmente la familia no existe en la mayoría de
los casos. Es incontable el número de amancebado entre los indios, ya por falta
de recursos para contraer matrimonio, ya por creer bastante perfecta la unión
de esa manera, ya por la general aceptación que en el vecindario tiene; lo
cierto es que viven así, sin diferencia alguna con los que han legalizado su
unión. A la venida de los españoles, dije ya, la familia indígena sufría una
terrible decadencia, un caso de anemia social. Estaba próxima a desaparecer,
como desapareció en Atenas, en Roma y ahora casi, casi entre nosotros. La
familia es la base de la sociedad, sin que esto quiera decir que siempre haya
de ser o que siempre haya sido: pues como órgano está llamada a desarrollarse o
a desaparecer. Aceptemos hasta hoy est base de la trinidad hombre-mujer-niño.
Cuando la familia está minada muy hondo por una anemia que la inutiliza da por
resultado esos grupos sociales que en pequeñas poblaciones, sin cohesión mi
amor, realizan su vida miserable, en el vicio y en la ignorancia.
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Si es verdad que el individuo es la célula social y el papel
que le está encomendando no puede discutirse; pues sin él no se concebiría
ninguna sociedad, la familia no es menos importante, como el primer medio
social donde la célula individuo actúa. Lucha al principio con las necesidades
más rudimentarias, vencidas éstas, se extienden más, toma a su cuidado la
educación de sus componentes y en ese sendero de perfeccionamiento, alcanza
cimas apreciables. La virtud y el honor le son constantes, la fe y la esperanza
guardan su valor en ella, en las épocas difíciles y el amor es el más puro de
sus atributos.