CAPITULO VII
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Educación, Higienización, Mestización Entrarnos al estudio
de estos medios, que creernos entre los llamados recursos propios, los más
importantes. Su tratado completa nuestra intención. El interés que cada día
aumenta en las naciones civilizadas por el bienestar material, moral e
intelectual de las clases populares, en algo debe alcanzar a esta tierra, y
puede que en una hora de suprema aflicción, sacando fuerzas de nuestras propias
fuerzas, dejemos la ciudad cómoda y atareada, para proporcionar un santo alivio
a las almas que en los campos se mueren de miseria. Educación Al indio debe
educársele con el propósito de cambiarlo de esclavo en hombre libre; de egoísta
en hombre útil sus semejantes; de rudo para la vida en hombre apto e
inteligente Transformar el medio social indigena a base de educación es lo que
aconseja el sentido común. Hacerlo pensar Hacerlo sentir. Hacerlo accionar No
es mí ánimo, ni cabría en unas pocas líneas, emprender el estudio completo de
las muchas cuestiones que con respecto a la educación indigena cabe tratar. Mí
intención es insistir sobre los puntos que considero de mayor urgencia. El
medio La renuencia por la escuela, que obstaculiza la labor educativa en los
poblados indigenas, hace pensar que se trata de una raza irredimible, de
partidas de animales remisos al adelanto; y ensombrece un claro optimismo que
al margen de la educación pusieran nuestras almas. Pero sí consultamos mejor el
medio, encontramos que no se trata de una negativa irracional del indio para
asistir a la escuela. Hay un fondo de amargo sabor su miseria. Su miseria lo
obliga a aprovecharse de los pequeños servicios de sus hijos desde muy corta
edad. Necesidades, costumbres y creencias. Contribuyen corno factores negativos
para la asistencia a las escuelas. A lo anterior se agrega la desconfianza muy
natural, que los padres sienten por el aprendizaje de la materias que sus hijos
reciben. Cursos mas interesantes desde el punto de vista de la utilidad
personal, despertarían en los padres interés porque sus hijos aprendieran,
enviándolos regularmente a la escuela (noticias relativas al cultivo del campo,
a la fabricación del par, cría de animales etc.) Concluimos creyendo que el
medio social indígena no es reacio a la educación y que para lograrla, no sólo
en los niños sino en los adultos, es necesario armonizar las
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labores de la escuela con las necesidades diarias del hogar;
no exigir del alumno mayores obligaciones; establecer los desayunos escolares,
que mal se puede enseñar a niños que no han desayunado; y formular un plan
adecuado a sus capacidades. La escuela Entre las categorías de escuelas en que
dividió las que a la fecha existen en Guatemala, el Doctor J. Epaminondas
Quintana, en su trabajo de tesis, la que más nos interesa es la escuela en el
caserío. "Una sola habitación, casi siempre mal ventilada y peor
alumbrada, con un mal piso y muros decorados con letreros de toda clase, y
sucios por mil materias sospechosa; con una sola ventana y una sola Puerta,''
constituye la escuela del caserío. En cuanto a escuelas, como Quintana ha
dicho, hay que empezar. Una escuela de campo modesta, dotada de útiles y en
buenas condiciones higiénicas, sería de desearse. La escuela ideal para el
indio por su temperamento, su salud precaria y sus hábitos atávicos sería la "Escuela
al aire libre" Orientación En cuanto a la orientación sociológica de la
escuela, precisa tomar en cuenta el sentimiento egoísta muy desarrollado que
existe en el indio y en sus relaciones, desprovistas de todo alto principio de
sacrificio. La escuela que prácticamente no reporta utilidad a Guatemala, es la
que, basa en el sistema actual, dedica las pocas horas de trabajo a enseñar las
letras y los números a los alumnos, como si eso fuera lo más interesante. ¿Qué
orientación cabe dar a la escuela indígena? Desde luego urge informar a las
almas en sentimientos de justicia y amor. Tenernos una gran necesidad de
justicia y una gran necesidad de amor. La familia debe formarse a base de estos
altos sentimientos, la familia, las sociedades, los municipios, la Nación
guatemalteca. Eduquemos al indio en las ideas de solidaridad y cooperación,
prestemos alimento de fe y esperanza a su credo de vida y despertara en él la
simpatia por sus semejantes, por su bestia y su tierra. La tarea modeladora de
la escuela, es difícil, ya que tiene que luchar contra el sentimiento ambiente,
en donde el utilitarismo más absurdo ha sembrado todos los camino y no deja
pasar sino sangrado. En cuanto conocimientos, como es natural, debe empezarse
por enseñarles castellano. Enseñar al indio en su dialecto, sobre dificultarse
más, es perjudicial.
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Las clases fundamentales (lectura, escritura, aritmética),
son caminos que conducen al hombre a ponerse en contacto de culturas pasadas o
distantes y si tales clases fueran a dársele en su dialecto, la labor se
destruida en sus cimientos, desde luego que los caminos aquellos tan amplios,
resultarían muy cortos. Por demás está decir, a este respecto, que en la
escuela es donde debe principiarse la campaña nacionalista, una de cuyas bases
es la identidad de idioma. La educación de los adultos también debe emprenderse
La tarea a este fin, perseguirá preparar al indio para una más sana comprensión
de sus relaciones sociales, combatir sus supersticiones sin herirle, darle
nuevos medios de cultivo y hacerle tomar conocimiento de sus derechos de
ciudadano, de las obligaciones correlativas y del aseo personal que tan
descuidado existe, entre ellos. Puede que la educación nos salve del peligro,
sin embargo, siempre dentro de un terreno optimista, pienso que no es bastante
medicamento para nuestro mal.
Higienización Para la higiene, nuestros medios sociales, no
sólo por su ignorancia, sino a la vez por la natural repulsión que hay en el
indio por el ladino, presentan un serio problema, caso extremo podríamos decir.
La labor del higienista encuentra en Guatemala un campo de acción ilimitado.
Hasta la fecha, a la higiene le hemos dado un puesto secundario, explicándose
así la falta de aseo que se nota hasta en los individuos que pertenecen a las
clases altas. Todo lo que se ha hecho, se reduce a dictar resoluciones que no
se cumplen. Las poblaciones están desprovistas de los elementos más
indispensables, y es asi como no puede exigirse de los vecinos el aseo personal
y de la habitación. El indio es el prototipo del hombre anti-higiénico, prueba
de ello es la facilidad con que se propagan las enfermedades entre sus
congéneres. Aunque con relación a este medio para retener el malestar de las
clases indígenas, podría escribirse largamente, reducimos nuestro dicho a hacer
ver, que, como antes, el indio vive abandonado a su impulso natural, en una
vida falta de higiene. Mestización La mestización persigue, entre sus fines, la
homogeneidad racial, cultural y lingüística de un pueblo que cuenta con
porciones sociales de civilización o cultura retrasada y de civilización o
cultura superior.
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La mestización, es indudable que hubiera proporcionado al
indígena una puerta ancha para pasar de su primitivo estado social al estado
social que la civilización europea dejó en estos suelos. Entre los obstáculos
que la impidieron se mencionan: Prohibiciones legales La prohibición de que los
españoles se unieran con los indios, pues cuando pasado algún tiempo se
autorizaron tales uniones, ya fue tarde.
Diferencias de civilización Los medios sociales indígena y
español, diferían hondamente. El idioma, las costumbres, las creencias, el modo
de ser, de pensar y de sentir. Este obstáculo les alejó, no pudieron
compenetrarse, florecer en una nueva sociedad ni en un sentimiento fraterno de
humanidad. Las diferencias anotadas ahondaron, como antes dije, la separación
entre el indio y el español. Aquel padecía los malos tratos de este, y cuando
la bestia se cansaba, este recibía venganza. El cruzamiento es más factible
cuando se encuentran pueblos que poseen un grado de civilización parecido. En
la época actual, el indígena, por las bárbaros procederes de que fue víctima,
conserva un sentimiento de animadversión por el blanco, sentimiento que se ha
ido trasmitiendo de una generación a otra, hasta nuestros días. La redención de
censos, grabó más en el alma indígena su odio para el mestizo. No obstante lo
dicho, y que el ladino está en un plano de cultura diferente al del indígena,
debe hacerse constar que no existen repugnancias de razas, impedimentos
físicos, desafinidad sexual. La homogenesía muy aceptable producida por ambas
porciones de la población guatemalteca, es benéfica al mestizaje. Al hablar de
los caracteres degenerativos que presenta la raza indígena, hice notar que,
aparte de los que pueden clasificarse como exteriores, hay en ella una
viciación ancestral, un mal propio y profundo que la conduce hacia su ocaso con
precisiones alarmantes. Este conocimiento nos hacer pensar en la necesidad de
un remedio que ataque en su causa, un remedio causal, y a ese fin se dirige el
último capítulo.
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CAPITULO VIII
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La Inmigración 30. Medios para destruir el mal La
inmigración. Sí la realidad indígena varía en el tiempo, no es natural que los
medicamentos que se propusieron ayer para curar sus dolencias, sirvan para hoy,
ni que los de hoy puedan servir para mañana. Ayer, estuvo bien que para mejorar
al aborigen se pensara en hacerlo pequeño propietario, en obligarlo a nuevos
cultivos y con ello a mudar de régimen alimenticio, enseñarle español, calzarlo
y, para decirlo de una vez, estimular sus facultades físico-psíquicas, creando
en su vida material necesidades, y en su vida espiritual aspiraciones. Ayer
estuvo bien, pero hoy, en este nuevo momento, deben rechazarse tales medios por
ineficaces. ¡Qué los indios trabajan excesivamente...! ¡Qué duermen en tapexcos
o en el suelo...! ¡Qué no se bañan y son mugrientos y piojosos...! ¡Qué se
embriagan...! todo cede en importancia cuando el problema se contempla en su
faz más honda, en lo que tiene de grave y trascendental, en sus taras profundas
vaciadas en un fondo racial insuficiente para la vida. ¿Qué podría hacer la
educación en este caso? La educación, cuya importancia no he querido negar ni
un solo momento, es insuficiente. Medítese y se pensará conmigo que la
educación es insuficiente, que no basta, que hay algo más que escapa a su
acción benemérita, algo más en el fondo, en lo que hay de herencia en cada
individuo. Por la importancia que, como medio para retener el mal, doy a la
educación, a ella he de referirme principalmente. "La chicha ejerce sobre
la nutrición una acción semejante a la del fósforo y la morfina, y al obrar
sobre el organismo de una manera más intensa que el alcohol, es natural que
tenga también influencia más corrosiva sobre la generación." "Cuando
una mujer embarazada toma alcohol, éste pasa por el torrente circulatorio a
ejercer su acción tóxica sobre el feto." Ahora pregunto. ¿Qué puede hacer
la educación con generaciones que tienen sobre sí muchos años de esa influencia
corrosiva ? ¿Podrá la educación devolver su valor energético a seres que han
venido a la vida con taras degenerativas tan profundas? Debo decir, antes de
pisar adelante, que no me contradigo, que si en el capítulo anterior estuve en
una situación optimista con respecto a la educación, fue porque allá se trataba
de paliativos, medicamentos para retardar el mal, aquí se trata de remedios
causales o, lo que es igual, que ataquen el mal en su causa y lo destruyan. Hay
además que tomar en cuenta, volviendo a lo anterior, el trabajo que las fuerzas
vivas del país habrían de mantener para no dejar un solo momento su tarea
educativa.
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¿Será esto factible en una Nación que cambia ole gobierno
con mucha facilidad? o, lo que es más, ¿de gobiernos que cambian ministros a
menudo....? Quien esté al tanto de nuestros procederes en estas cuestiones,
sabe que, por lo regular, el Ministro que llega trata de emprender nuevos
trabajos, abandona los emprendidos por su antecesor y sí es enemigo político,
los reprueba. Hay, pues, que desconfiar de lo que podría la educación. Por una
parte, la debilidad de los organismos que se han de educar; y por otra, la
característica de la obra educativa, reflejo de nuestra falta de seriedad
política, obra momentánea y discontinua. La previsión del hombre adquiere de la
ciencia los métodos de que ha de valerse en su lucha contra el medio. Pues
bien, por mucho que se hiciera en lo que respecto a higiene está esperando
resolución a las puertas de nuestra vida nacional, la raza indígena no salvaría
de su degeneración. La raza indígena está en decadencia fisiológica y ¿quién
niega que esto último es peor que la muerte?. La acción deletérea del trópico
ha contribuido a su degeneración y a todo se agrega su paludismo, su
uncinariasis y las otras afecciones parasitarias y micrósicas que padece. Deje
el observador por un momento las influencias extrínsecas que se han puesto a
sus ojos, y fije su atención en el siguiente hecho, para convencerse hasta la
raíz que lo que la educación y la higiene podrían hacer, no bastaría para
salvar a Guatemala de la ruina. Los indios se han gastado ellos mismos. Su
sangre no ha hecho al través de incontables generaciones, sino girar en un
círculo, para el caso pequeño. Hace falta sangre nueva, corrientes renovadoras
que resarzan la fatiga de sus sistemas, vida que bulla pujante y armoniosa.
Sangre Nueva, he aquí nuestra divisa para salvar al indio de su estado actual.
Hay que contrapesar sus deficiencias funcionales, sus vicios morales y sus
cansancios biológicos. Hay que volverlo a la vida para que advierta, en esta
hora de conmociones, la obligación que tiene de contribuir al triunfo de los
ideales que la Humanidad se esfuerza por alcanzar. El estancamiento en que se
encuentra la raza indigena, su inmoralidad, su inacción, su rudo modo de
pensar, tienen origen en la falta de corrientes sanguíneas que la impulsen con
vigoroso anhelo hacia el progreso. Los Estados Unidos de América y la República
Argentina, suelen citarse como ejemplos de lo que la inmigración hace de los pueblos.
Y sí de buscar ejemplos se trata, véanse entre nosotros los cruzamientos que ha
habido (alemán e indio), y con facilidad se advertirá la mejora. Los hijos de
alemán e india son robustos, bien dotados y en cuanto al aspecto físico, desde
el punto de vista estético, no puede pedirse más. Se trata de una raza agotada,
y de ahí que para salvarla, antes que de una reacción económica, psicológica o
educacional, haya necesidad de una reacción biológica. ¡Vida, sangre. juventud,
eso hace falta al indio!
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Hágase con el indio lo que con otras especies animales
cuando presentan síntomas de degeneración. El ganado vacuno importado la
primera vez a la Isla de Santo Domingo, por Colón, en su segundo viaje,
experimentó grandes decaimientos. El perro ha sufrido también modificaciones
importantes, y como el perro algunas plantas. Para mejorar el ganado hubo
necesidad de traer nuevos ejemplares, así para con el perro y así para con las
plantas. Cabe preguntar ¿Por qué no se traen elementos de otra raza vigorosa y más
apta para mejorar a nuestros indios? Se trata de un remedio heroico, dirá la
minoría agitada aún por románticos impulsos de patriotismo. Ese impulso que a
nuestros padres les hizo cuidarse muy poco de la vida real, y mucho de la que a
través de novelas y ceremonias fueron viviendo. No importa, acepto el
calificativo heroico. Los inocentes del mal, se conforman en su miopía con
repetir ¿Para qué mejorar sí estamos a la "vanguardia de
civilización"? La muletilla, lo que se dice para engañar a los que mandan,
por no decirles que se trata de una pueblo soberano, con los labios mojados de
aguardiente, que vive en la miseria y se arrastra bajo el látigo, cobarde como
un perro. Otros habrá que tengan la creencia de que el remedio es peor que el
mal. Bajo la influencia de la inmigración china, este argumento puede tener
valor entre le gente del pueblo que analiza muy poco. Los chinos han venido a
dar el tiro de gracia a nuestros valores de vida Raza degenerada y viciosa cuya
existencia mueve a bascas y cuyas aspiraciones son risibles. El argumento se
esgrime contra la tesis sin pensar que sirve para su defensa ¿Cómo se va a
contrapesar el germen degenerativo) que la sangre china ha dejado en nuestras
venas, sino con sangre nueva y vigorosa.? La degeneración cierra nuestros
pasos, En la ven exhausta del indio deja caer el chino sus vicios y
deficiencias raciales. Estudiando la inmigración etnológicamente, tres
condiciones formula Le Bon para lograr un buen resultado 1) que las razas
sometidas al cruce no sean muy desiguales numéricamente. 2) que no difieran
demasiado en sus caracteres y 3) que estén sometidas por largo tiempo a
idénticas condiciones ambientes. La primera se explica por la que en la
práctica acontecería si se trajera un reducido número de inmigrantes. A este
respecto, hay que decir que debe ser considerable el número de familias con que
haya de hacerse el cruzamiento, por una parte, y por otra, que la corriente
inmigratoria no se interrumpa en muchos años. En cuanto a la segunda, la
cuestión se complica. La mayor adaptabilidad se logra en la tercera y cuarta
generación, quiere decir que hasta entonces se advertirían las ventajas máximas
del medicamento. En lo que respecta al contingente étnico de que se va a echar
mano, la morfología, la psicología y la fisiología informarán extensamente.
Recordando los signos degenerativos del indio y la descripción que
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de su aspecto físico y psíquico se hizo, deben buscarse en
las razas que se han de traer, las siguientes cualidades, sobre otras, para
contrapesar sus deficiencias y defectos talla y peso superiores, ochenta y dos
grados de ángulo facial, aproximadamente, raza blanca, sanguíneo - nerviosa
(temperamento propio para las alturas y zonas tórridas). Por lo que a la
psicología se refiere, deben buscarse sentimientos de desinterés y ahorro, una
sólida base moral en sus afectos familiares, cariño por el campo, honestidad,
dulzura y costumbres muy arraigadas de trabajo y honor. Razas agricultoras,
poco amigas de la ciudad En Suiza, Bélgica, Holanda, Baviera, Wutemberg y el
Tirol, pueden encontrarse ejemplares que reúnan las condiciones mencionadas .
Este remedio radical atacará en su causa las enfermedades que socavan al
organismo indígena. El médico ha sorprendido falta de glóbulos sanguíneos,
nutrición defectuosa, acción deletérea de nuestros climas altos y litorales,
enfermedades conocidas del trópico y muchas que hay sin conocer. El biólogo ha
encontrado disminuida notablemente la cantidad de urea. El fisiólogo la
exigüidad de talla y peso, la falta de energía. El Psiquiatra ha encontrado
taras muy significativas de criminalidad, ausencia casi completa de personalidad,
falta de vida intelectual y moral. El jurista ha encontrado la ignorancia más
espantosa de la ley. El religioso una absurda comprensión de los ritos y dogmas
de su religión. El moralista el egoísmo, la costumbre de la mentira y todo un
relajamiento. El economista la miseria, la extenuación. A todos interesa la
resolución del problema. Deje cada cual sus desconfianzas, prejuicios y
mezquinos alardes de independencia, y únanse para dar frente y atacar sin
vacilación. No hay que entusiasmarse para resultar pidiendo que se den leyes.
Las leyes solamente no pueden servir, por de pronto y en tanto se realiza la
inmigración, hay que unirlas con una vasta campaña educacional y de
higienización del medio, para cobrar mañana la justa recompensa de satisfacción
que toca a los pueblos que cumplen su deber. Nuestra desconfianza por lo que a
la ley hace, estriba en que, como un americanista ha dicho. El latino-americano
se distingue por su fecundidad para elaborar proyectos a la perfección. Nadie
mejor que él puede formular planes, programas, códigos y constituciones, etc.,
con los cuales estamos generalmente de acuerdo en todas sus partes, Sin
embargo, estos hermosos planes teóricos son raramente llevados a cabo. La
resolución del problema indígena lleva en si el afianzamiento de las
libertades, la formación de la nacionalidad guatemalteca, como resultado del
espíritu de solidaridad y de comunidad de aspiraciones de sus habitantes, la
seguridad exterior por el justo respeto que infunden los pueblos que valen
cualitativamente, y el mejoramiento de nuestra situación económica quizás
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Y para resolver el problema actual del indio, a la par de
abrir escuelas, se necesita transfundir sangre nueva en sus venas. Sangre Nueva
, he ahí la divisa. ¡Guatemala se salvará cuando caiga en los caminos la
emoción de los hombres que creen en la vida, y la dan, porque merecen darla!.
La palabra final toca a la puerta. El mal es profundo e innegable, por más que
la costumbre que tenemos de verlo como algo fatal, nos entelarañe los ojos y
nos prive de medir sus consecuencias. Para el caso es lo que sucede con los
enfermos crónicos, Los familiares se quejan automáticamente, hablan del mal con
erudición pasmante y, después de todo, concluyen diciendo "¡qué se va a
hacer!".... La interrogación del porvenir es tremenda ¿.A dónde va
Guatemala llevando a sus espaldas el peso muerto de su pueblo?.... Y la zozobra
es mayor si en vez de caminar por un campo parejo, se camina por extensiones
peligrosas, donde el enemigo alza las barricadas de su oro y de sus armas, en
forma de trust y de visitas de cortesía Es verdad que para los pesimistas
nuestro caso es perdido- "qué se va a hacer1' - pero sí ellos viven en el
crepúsculo de su fatalidad, niegan las posibilidades de mejoramiento que todo
porvenir encierra y se conforman con la caja de muerto que se está labrando
para enterrar a Guatemala; aquí hay una voz que trae la iniciativa de
transformar el medio. "El cruzamiento, escribe Le Bon, es el único medio
infalible que poseemos para transformar de manera fundamental el carácter de un
pueblo, puesto que sólo la herencia es bastante poderosa para luchar contra la
herencia". Transformemos el medio indígena por medio de la inmigración,
haciendo honor a la confianza que el porvenir ha depositado en nuestras manos,
en forma de un segundo de vida, y nada más.
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31.
Conclusiones
I -Para retardar la degeneración del grupo social
guatemalteco que comprende a la raza indígena, se emplearán los siguientes
medios: a) Prohibir en lo absoluto casamientos y uniones prematuras b) Mejorar
cuantitativa y cualitativamente el sistema alimenticio c) Reducir a ocho horas
el trabajo d) Educar al indio e) Higienizar su vida f) Fomentar el mestizaje II
- Para destruir el mal : a) La inmigración